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LA ULTIMA EXCUSA QUE TE NEGASTE A CREER

  • Foto del escritor: languagesjourney2
    languagesjourney2
  • 28 oct
  • 2 Min. de lectura

A lo largo del proceso de aprendizaje y enseñanza de un idioma extranjero, he sido testigo de cientos de historias. Algunas de éxito rotundo y otras, la mayoría, de un potencial inmenso que se estanca. Y es que detrás de cada estudiante que no avanza, encuentro la misma barrera: las excusas.


Historias como la de Andrea, una abogada brillante. Me decía que no podía empezar un curso porque su trabajo la absorbía. "Necesito un horario perfecto para lograrlo", me decía. O la de Juan, un ingeniero que creía que su acento lo delataría. "No tengo un profesor nativo y me da miedo cometer errores", me confesó con frustración. Y la más común de todas: la de aquellos que esperan el curso ideal, la metodología mágica o, peor aún, la oportunidad de vivir en el extranjero para empezar a hablar.


Cada una de estas historias pareciera que van en dirección totalmente opuesta a la verdad: “la fluidez, o hacer uso adecuado de la lengua, no está en un curso, en un acento o en un país”. Nos han vendido la idea de que la fluidez es un destino que se compra, se adquiere o se espera. Pero la realidad es que todas esas son excusas que nos impiden dar el primer paso.


La crítica es cruda, pero necesaria. Vivimos en una cultura de la excusa, donde el miedo a fallar es más grande que el deseo de aprender. Nos refugiamos en la idea de que necesitamos el entorno perfecto para empezar. Por ello, aquí va otra verdad: el aprendizaje es un acto de disciplina y valentía, no de comodidad.


El renombrado filósofo del siglo XIX, Ralph Waldo Emerson, lo dejó claro: "Lo que está detrás de nosotros y lo que está delante de nosotros son asuntos minúsculos comparados con lo que está dentro de nosotros." Con cada excusa, nos quitamos el poder que está dentro de nosotros. Le entregamos nuestro progreso a un curso, a un profesor, a un viaje o a la opinión de los demás.


El verdadero secreto para la fluidez no está en la cantidad de horas que pasas estudiando, sino en la calidad y la constancia de tu práctica. No necesitas ejercicios eternos ni jornadas de 8 horas. Necesitas algo más simple, más real.


Una reflexión para los valientes


Si te has visto reflejado en estas historias, te invito a una reflexión. Las excusas son un camino fácil que no te llevan a ningún lado. ¿Cuánto tiempo más vas a esperar por el momento perfecto? La fluidez no es un destino; es la valentía de hablar en el camino.


El verdadero dominio del idioma no es la ausencia de errores, sino la capacidad de conectar, de argumentar y de ser parte de una conversación, sin importar el tema o el acento. La fluidez está dentro de ti, esperando a que la liberes.


¿Qué excusa vas a dejar atrás hoy?

 
 
 

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